Clara ; Rosa Ana ; Raquel Universitat Jaume I de Castelló. INTRODUCCIÓN La competencia emocional y las habilidades lingüístcas La competencia emocional, conocida también como competencia socio-emocional, capacita a las personas para comprender, expresar y regular los episodios emocionales que tienen lugar en su vida cotidiana (Sarrni, 1990). Por ejemplo, si una persona sabe que su amigo hoy tiene un día malo y está enfadado, entenderá que no es el mejor día para pedirle un favor. Esta competencia comprende diversas habilidades tales como el control de la impulsividad, la capacidad de trabajo en equipo o la conciencia emocional, que en conjunto, posibilitan que los sujetos se desenvuelvan mejor en distintas situaciones, tanto académicas como de tipo social, siendo un aspecto clave de ajuste y competencia social (Crick y Dodge, 1994). Además, el hecho de que esta competencia englobe no solamente la comprensión de las emociones propias sino también las de otras personas (Astington, 1993; Flavell, 2000), conlleva a que se haya relacionado también con habilidades de cognición social o de teoría de la mente (ToM), lo cual resulta esencial para interpretar la conducta e intenciones comunicativas de las personas que nos rodean (Jenkins y Ball, 2000). Consecuentemente, es posible distinguir dos tipos de habilidades emocionales: aquellas relacionadas con la auto-reflexión (cuando se trata de identificar/regular las emociones propias adecuadamente); y aquellas relacionadas con la cognición sobre otras personas (cuando se trata de anticipar lo que otras personas desean, piensan y/o sienten, o predecir cómo van a actuar en consecuencia a ese estado emocional).