Actualmente uno de los debates fundamentales en torno a la promoción del acceso abierto como parte del derecho al conocimiento gira en torno al creciente rol de las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TIC) en la vida cotidiana. En la escena política los medios han devenido instrumentos esenciales que permiten a los individuos el acceso a lo político. De ah que, uno de los mayores desafíos para la construcción del sujeto latinoamericano de nuevo tipo está condicionada por estas nuevas formas de participación ciudadana, la apropiación o reapropiación de ellas cuyo potencial, tanto para la reproducción de los mecanismos de dominación como para la movilización social anti-sistémica, es incalculable.
En este empeño los jóvenes son una pieza clave si se tiene en cuenta que se trata de nativos tecnológicos. Sin embargo, una parte significativa de las juventudes es destinataria principal de las bondades de las TIC; la otra vive al margen de estos procesos, sumido en la marginación socioeconómica. En ambos casos, las juventudes, son el resultado de una producción cultural del gran capital diseñada con fines hegemónicos, a través de la producción y reproducción de una profunda apatía basada en la crisis de la cultura política que ha caracterizado a estas generaciones.
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