La formación de los profesores adquiere en el contexto actual un enfoque relevante en la medida en que la construcción de una educación de calidad, rodeada de aspectos sociales y culturales, además de la preocupación por la formación total de los sujetos en ella implicados, se confronta con un proceso de globalización cada vez más excluyente y antisocial. En este sentido, hacerse humano y la construcción de sujetos socioculturales, desde las dimensiones de afectividad, sensibilidad y placer se vuelve una tarea ardua a la hora de vincularlo a los procesos de aprendizaje y productividad de las nuevas culturas y los nuevos saberes.
En este artículo, se pretende abordar algunas dimensiones de la formación docente configurando al profesor en cuanto trabajador/profesional de la educación y, como tal, sujeto histórico‑social y cultural, constituido de valores y derechos, capaz de elaborar y construir su subjetividad con autonomía.
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