"La práctica de partir de sí es una deconstrucción del yo y del mundo y cada movimiento de deconstrucción, no debemos ocultarlo, pone en tela de juicio el sentido de la realidad y la posibilidad de un sentido alternativo. Pero, la práctica del partir de sí lleva al sujeto a deshacerse sin deshacerlo en una miríada de instancias descoordinadas; me deshace en las relaciones que me hacen ser aquella que soy y devenir aquella que deseo ser, sin que yo pueda nunca instalarme en el centro de ese ser y de ese devenir. Esta es la puerta pequeña, el pasaje que me "desmarca" del nihilismo del pensamiento postmoderno. De un modo figurado podríamos decir que el típico deconstruccionista se parece a alguien que siega la rama sobre la cual se encuentra sentado."
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