Nadie duda ya de la legitimidad y la importancia del discurso publicitario en nuestras sociedades actuales. Sin embargo, esa misma importancia hace cada día más necesaria también su regulación. El derecho tiene dificultades para llevar a cabo esta regulación por las peculiaridades propias del discurso publicitario, lo que hace esencial una vía alternativa: la autorregulación. El artículo discute en este sentido las funciones y las ventajas que la autorregulación puede aportar en el campo de la actividad publicitaria, destacando además su actualidad creciente.
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