El propósito de esta ponencia es, independiente de puntos de vista enjuiciadores de la incidencia moral del fenómeno, estudiar el narcotráfico como una práctica social que, siguiendo a Martín-Barbero, sirve de mediación global. Partiendo de diversos planteamientos, del cubrimiento de los medios o de la implementación de rutas alternas de comunicación intercontinental, es factible argumentar la naturaleza propiciatoria de esta práctica en la configuración de la materialidad y expresividad del medio. Mi ponencia busca examinar cómo, a través del seguimiento de un fenómeno delincuencial, fruto de la inescrupulosidad de algunos y de la carencia de oportunidades de otros, los medios han logrado canalizar la información y situarse en el rol definitorio de identidades. En síntesis, dado su carácter protagónico, el tráfico ilegal de estupefacientes sirve de coyuntura que contribuye a la manipulación del mensaje y a la solidificación del medio en su rol interlocutor de la masa.
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