Los contenidos tanto tradicionales como digitales tienen una importancia estratégica para el desarrollo de la Sociedad de la Información. Son, junto con los procesos de convergencia tecnológica y empresarial, una de las claves de la Revolución Digital, que encuentra en los contenidos (información) el principal motor de cambio. Para Europa, el desarrollo de la industria de contenidos supone el aliciente indispensable para la consolidación de un mercado único potente en el exterior, así como uno de los segmentos de mercado que genera mayor crecimiento económico. Los contenidos se plantean además, como respuesta a dos de los grandes retos europeos para la próxima década: el empleo y la eterna paradoja europea entre la identidad y la diversidad cultural.
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