Desde hace años, quienes se preocupan por la innovación en el campo de la didáctica de lenguas (y también de otras disciplinas) son conscientes del potencial que brinda internet como fuente de información, como canal de comunicación y como medio de enseñanza y aprendizaje. Pero ¿se aprovecha suficientemente este potencial en el aula? Internet es hoy sin lugar a dudas el canal más potente de acceso a la información. Pero ¿disponen los profesores de los recursos necesarios para explotarlo? ¿Tienen ellos y sus alumnos posibilidades reales de acceso a internet en los centros de enseñanza? ¿Cuentan los docentes con la formación necesaria para sacarle partido a la red? ¿Se ha investigado y experimentado lo suficiente en este terreno? ¿Se puede ejercer un control efectivo sobre el acceso de los alumnos a determinados sitios de la red? He aquí cuestiones que preocupan a cuantos profesionales de la enseñanza de lenguas se acercan a este nuevo medio. A nuestro juicio, la tecnología avanza más aprisa que la exploración y puesta en práctica de sus posibles aplicaciones didácticas; las cuales, por otra parte, resultan a menudo mucho más variadas de lo que cabría pensar.
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