La Universidad no conforma estilos educativos que se adecuen, no sólo a la sociedad actual, sino a los cambios que ésta demanda. La crítica al Sistema Educativo, debe suponer a su vez una aportación de soluciones que impliquen una renovación, no sólo educativa sino también económica, política y social. Es el profesorado en general, y el de la Facultad de Educación en particular, el que debe favorecer la reflexión y la interiorización por parte de los futuros profesionales, de aquellas actitudes profesionales y actitudes personales que permitan esta renovación. Dado que la oferta educativa no se adecua a las motivaciones y expectativas de los alumnos, es necesario una orientación educativa y profesional previa, que actúe lo más tempranamente posible, eficaz, seria, dotada de recursos, y que garantice un nivel de satisfacción que permita la formación de profesionales reflexivos, críticos, coherentes e integrados en su realidad. ¿Tenemos claro nuestro ideario como educadores?
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