La onda tecnológica de la posguerra comenzó a desacelerarse en los años 70 por razones económicas y políticas. Un nuevo impulso de la investigación desde finales de esta década está consiguiendo resultados desiguales según los países. Pero la nueva onda tecnológica no parece madura todavía.
Los grandes cambios tecnológicos introducidos en la posguerra fueron uno de los factores decisivos que configuraron el modelo de acumulación que hizo posible el período de expansión económica de los años 50 y 60 (1). Sin embargo, esos factores de acumulación fueron debilitándose hasta que el modelo quebró definitivamente en los años setenta. También el factor tecnológico contribuyó a dicha quiebra en la medida en que aquella onda tecnológica entró en una fase de allanamiento que fue limitando su impacto sobre la dinámica económica.
El impulso tecnológico surgido en el umbral mismo de la posguerra se había convertido en uno de los elementos decisivos de aquel modelo de acumulación, por cuanto que incidía sobre distintas variables fundamentales, como la productividad, la industrialización del proceso científico, las relaciones intrasectoriales e intrarramales, las condiciones de la jerarquización productiva ‑a escala nacional e internacional‑ y otras. De este modo, el posible aminoramiento de aquel impulso tecnológico había de tener, necesariamente, importantes consecuencias sobre la dinámica de acumulación de las economías capitalistas.
"Una o varias tecnologías nuevas de importancia son capaces de proporcionar un impulso sostenido al sistema económico durante bastantes décadas. Sin embargo, a medida que se explotan las economías de escala y que la tecnología se "estandariza" hasta cierto punto, aparece una fase de crecimiento más intensiva en capital. Debido a la aparición de un enjambre de imitadores, la competencia termina por hacer desaparecer gradualmente los beneficios y aparece entonces el proceso de concentración inverso, acompañado de una serie de "sacudidas" que eliminan a algunos de los competidores. A lo largo del período inicial de rápido crecimiento e imitación se da una tendencia a que nuevas empresas, incluidas algunas pequeñas, entren en el sector y el nivel de empleo aumente con bastante rapidez; pero a medida que madura la tecnología, tienden a predominar las presiones competitivas sobre los costes, la estandarización y el cambio tecnológico ahorrador de mano de obra asociado a las economías de escala. La estructura de la inversión cambia, pasando de la expansión de la capacidad a la racionalización y dando lugar a una tasa de menor crecimiento del empleo e incluso a una reducción del mismo" (2).
Esta es la apretada síntesis que efectúan tres de los más destacados miembros de la "Science Policy Research Unit", de la Universidad británica de Sussex, dedicados a la investigación sobre el comportamiento de la onda tecnológica que se expandió en las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Su interpretación, pese a mantener una clara inspiración schumpeteriana, no obstante, refleja una posición matizada y más compleja que la formulada por el autor de "Business Cycles". Estos autores sostienen la tesis de que existe una estrecha relación entre el proceso técnico y la dinámica económica a través de sucesivos movimientos de expansión‑contracción, pero en modo alguno se apoyan en una visión unilateral sobre esa relación como si fuese un simple vínculo unívoco entre causa y efecto.
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