Algunos sistemas de comunicación avanzada con superordenador, centrados en la simulación de espacios multisensoriales significativos, introducen nuevos estilos de pensamiento y, sobre todo, plantean nuevas posibilidades cognoscitivas de gran interés.
El avance tecnológico ha permitido en los últimos años el desarrollo de superordenadores con capacidad para realizar cálculos y tareas que hasta ahora, por su volumen y complejidad, habían sido imposibles para el ser humano. Actualmente, se consideran superordenadores potentes a aquellos que alcanzan velocidades del orden del gigaflop (mil millones de operaciones de coma flotante por segundo). La empresa norteamericana Cray Research trabaja ya en máquinas como la CRAY 3 con una velocidad de 16 gigaflops. Por su parte, las empresas japonesas Fujitsu, NEC e Hitachi construyen máquinas equivalentes en cuanto a velocidad, aunque con concepciones de arquitectura diferentes. Como el resto de los productos derivados de las nuevas tecnologías, los superordenadores presentan una fuerte tendencia de crecimiento y abaratamiento, lo que conduce a pensar que su uso podría extenderse en los próximos años, rebasando con mucho el estrecho campo de aplicación actual.
Esta amplia introducción de los superordenadores dentro de la sociedad podría añadir nuevos elementos dentro del proceso de cambio social y cultural al que estamos asistiendo, ya que permite y exige a la vez métodos y sistemas profundamente innovadores. Hasta ahora, gran parte del desarrollo informático se ha dirigido a sustituir por la máquina las tareas que normalmente desarrollaba el hombre. En este sentido, casi todo lo diseñado ha ido orientado hacia la réplica exacta y veloz del trabajador humano. De este modo, se han llegado a mecanizar gran parte de las tareas de gestión, administración, cálculo, etc... Con ello se han introducido nuevos estilos de trabajo, nuevos métodos de organización, nuevas formas de gestión que están transformando poderosamente nuestras sociedades por su incidencia directa sobre el mundo del trabajo, pero sin entrar aún a modificar los axiomas o paradigmas básicos en los que se asienta la cultura industrial y la concepción de la realidad propia del hombre occidental actual. Axiomas y paradigmas básicos que ya han sido puestos en situación de crisis por la nueva ciencia de la que se nutre la actual revolución tecnológica.
Sin embargo, los superordenadores ya están introduciendo cambios que afectan de modo práctico y directo a algunas de las bases conceptuales sobre las que se fundamentan estilos de pensamiento y actitudes cognitivas propias de la cultura occidental industrial. Estos cambios de actitud cognitiva van a facilitar la aceptación y asimilación de algunas de las concepciones de la realidad que subyacen en la ciencia actual y que habrían de pertenecer, más propiamente, a una sociedad tecnológica que al tránsito hacia ésta desde una sociedad industrial.
Todavía es pronto para poder dibujar el mapa de transformaciones culturales que serán catalizadas por el uso de estos ingenios, pero ya se puede contemplar hacia dónde apuntan sus aún potenciales influencias. Los términos holismo, globalidad... en contraposición a los de análisis, especialización, etc... propios de una actitud intelectual sólidamente asentada en la cultura de las sociedades industriales, indican el norte hacia donde apuntan las influencias de estas nuevas máquinas. Si, como parece ser, la herramienta condiciona el trabajo o la acción y éstos modelan las actitudes básicas del ser humano, resultará que estas nuevas herramientas serán portadoras de un componente de cambio profundo.
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