¿Quién estuvo aquí antes?, mi sombra calla, mientras veo al crepúsculo de oscuros infinitos. Siempre las nocturnas son la mejor especie para las alquimias, decían aquellos que violaban el artículo puro del autoritarismo "no adoraras a otro dios". Sobre mis pies hay otras huellas, otros moldes cuyo andante forjó algo que me toca continuar. Tal vez sea esa melancolía que se mezcla con el nacimiento de un tiempo que esta por surgir. Las estrellas brillan, algunas ya están muertas y sólo queda su luz viajando a millones de años a través del tiempo, probablemente sea el rostro del recuerdo, así igual embarga la imagen de los abuelos que ya dejaron este mundo hace algunos años, pero su luz aún llega por estas noches de fríos y sombras. También de algunos caballeros andantes que por estos senderos de la vida me he encontrado, por nombrar al buen Gastón quién siempre quiso conquistar montañas y volcanes de copas nevadas, cual buen blanco, siempre conquistando. "Vencí al Popocatépetl, llegué a la cumbre"... el viejo Gregorio aún sigue humeando y Gastón el conquistador quien murió conquistando y conquistando murió; ya no existe más, sólo su recuerdo en ese papel principal y secundario que juega en aquellas historietas preparatorianas, temas siempre de bares.
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