México se encuentra en medio de una vorágine de cambios históricos y económicos, como muchos autores se dedican escudriñar cotidianamente. Diría que la transformación se remonta a poco más de una década y que está a la par de la evolución mundial que data del fin de la guerra fría y el triunfo del modelo económico de la concentración, que en nuestro país toma forma en el paso del neoliberalismo por sobre la substitución de importaciones. Porque esto es consecuencia y no causa, también muchos autores contemplan como irremediable la muerte del sistema político mexicano que posibilitó la permanencia de un proyecto social -cumplido o no- y la suma de factores -sistema de partido dominante, corporativismo, presidencialismo de facto no constitucional, autoritarismo moderado, éxito financiero mediante un modelo de protección al mercado interno, la substitución de importaciones, y algunos de tipo cultural como el culto aparente a la educación, el machismo, etc.- que dieron origen a múltiples estudios de nuestra forma de sociedad. A esto le llaman transición a la democracia.
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