En los salones muchas veces reina un cierto fastidio. Una rutina perversa que atenta contra los mismos formadores y pesa sobremanera a los alumnos. Maestras y maestros se las ingenian para poder romper con el uso diario de las herramientas que a veces dan golpes a los espacios. Es por ello que el proceso educativo ha tenido que avanzar, ha tenido que romper moldes, ha tenido que salirse de las aulas, de los rincones, de las carteleras, de las tizas para acercarse al mismo proceso de vida, evolutivo, cambiante, fluido.
|