La palabra \"ingeniero\" tiene su raíz en el latín: \"ingenium\". Por \"ingenium\" se entiende las disposiciones naturales de un ser humano o las cualidades innatas de una cosa. A esta primera acepción siguen \"inteligencia\", \"talento\", \"genio\". Sólo en la quinta acepción, \"ingenium\" designa tanto \"invención\" como \"inspiración\". De \"ingenium\" deriva \"ingeniosus\": el que tiene talento. A mediados del siglo XVI, \"ingenioso\" se aplicará a quien tiene habilidad para la invención o la construcción. En realidad, esta última extensión está implícita en la palabra originaria \"ingenium\", formada por la partícula in más el verbo gigno o geno que quiere decir engendrar.
De ahí que \"ingeniero\" nombre al que fabrica, diseña o inventa; que el ingeniero sea un inventor (siglo XVI). Que, históricamente, en un primer momento se aplique al que diseña o construye maquinaria militar y, a partir del siglo XVIII, también al que diseña o construye obras de utilidad pública, para después hacerse común a las diversas especializaciones.
En primer lugar me ocuparé de la acepción tardía de la raíz \"ingenium\", que da \"ingeniero\", es decir, de la palabra que aparece a fines de la Edad Media y con más fuerza en el Renacimiento para referirse a los responsables de la construcción de fortificaciones, armas, caminos y puentes militares. Más adelante me detendré en el significado primigenio.
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