La formación juega un papel muy importante en la adecuación de los servicios de orientación y tutoría como en el cambio de actitud y en la nueva forma de afrontar la tarea docente y orientadora (Rodríguez Espinar y otros, 1993: 141).
Las aportaciones realizadas en relación con la formación de los orientadores han sido desiguales. Se siguen considerando dos constantes:
· Su preocupación por la formación inicial y continua de los profesionales de la orientación.
· La coincidencia en proponer el modelo formativo basado en competencias como el más eficaz al exigir la integración de las habilidades y conocimientos en la intervención práctica desde la consideración del contexto real para el desempeño de la profesión.
Por otro lado, es una realidad cada vez más palpable la exigencia de un conocimiento y preparación en medios tecnológicos del orientador debido al empuje y definición cada día mayor de la denominada Sociedad de la Información (Castell, 1997; Pantoja, 2001ª; Dery, 2000) en la cual tendrá que desarrollar su trabajo.
Un contexto precipitado por unos desarrollos tecnológicos que invadirán todos los contextos de la orientación y se desarrollarán en todas las áreas en las que está definiéndose la misma en los últimos años: orientación para el desarrollo de la carrera, orientación en los procesos de enseñanza-aprendizaje, orientación para la prevención y el desarrollo y atención a la diversidad (Álvarez González y Bisquerra, 1996)
Tomando como partida lo que acabamos de expresar, presentamos a continuación algunas reflexiones sobre las necesidades formativas de los orientadores/tutores en la utilización de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC).
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