Los aspectos más novedosos que presentó en los últimos años la Educación de Personas Adultas (EPA) se centraron en el carácter no formal de la misma y en unos educadores que tenían un perfil apropiado y específico a este nivel educativo. Históricamente la EPA era impartida por el mismo profesorado que atendía a los niños. Los programas y las metodologías eran una copia de un nivel a otro. En definitiva, lo mismo de la mañana pero a personas de mayor edad. El otro aspecto a destacar ha sido la inmersión en el campo de la educación no formal. Ha existido un empuje novedoso e ilusionante -especialmente en Andalucía y Cataluña- que planteaban una nueva forma de entender e interpretar la EPA.
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