Al trabajar en la formación de profesores y decidido a realizar la tesis doctoral, me planteé tratar un tema que tuviese aplicación en mi ámbito profesional. Para ello consideré que es en los momentos de cambio cuando más se necesita conocer la práctica real del profesorado, saber qué ocurre en las clases de ciencias sociales y contrastar lo que hay de cierto o erróneo en los planteamientos teóricos. Pretendía que la investigación se relacionara con la práctica cotidiana del profesorado de ciencias sociales, ya que al analizarla conoceríamos el espacio y el marco en la que ésta tiene lugar, los planteamientos que lo mueven a ella y las reacciones que produce en su alumnado.
El tema central de la investigación surgió de una reiterada afirmación del alumnado de magisterio en su etapa de prácticas: la de que la enseñanza de las ciencias sociales mantiene un modelo de enseñanza rutinario y pobre, repitiendo modelos y procedimientos que conocían como alumnos de la EGB, y que si entonces les parecía poco interesantes, en sus estudios profesionales les parece aún mucho peor. Algo corroborado por la bibliografía (Smith y Cox, 1969; Carretero, Pozo y Asensio, 1989; Guimerá, 1992): la ausencia de cambios sustantivos en la enseñanza de estas materias.
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