La música en el cine ha de ayudar a poner en evidencia todos los elementos dramáticos, líricos y de todo orden que se dan el transcurso de un film. Hoy no ocurre así, e incluso en las grandes superproducciones americanas muchas veces la música no tiene nada que ver con lo que sucede en la pantalla, es un producto paralelo que, a lo sumo, trata de tener un paralelismo estético con lo que es la película, pero que no tiene una articulación con la misma.
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