Dentro de muy poco cumplirán la veintena de años las primeras escuelas de verano que allá por los 70 surgieron a las sombras de la más antigua de todas ellas: La Escola d' Estiú de Barcelona, organizada por Rosa Sensat y otros colectivos.
Un movimiento que, organizado fundamentalmente por enseñantes y que no se da en otros países de Europa, surge como necesidad de dar respuesta a los modelos más clásicos y tradicionales de escuelas imperantes por entonces. Así ADARRA en Euskadi, ACCION EDUCATIVA en Madrid y, más tarde, otros colectivos localizados en diferentes lugares de la geografía española (Andalucía, Aragón, Murcia, Galicia, Valencia...) organizan sus propias escuelas de verano que tienen en sus comienzos dos problemas fundamentales:
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