Sabemos que algunos intelectuales y ”amigos de la literatura” siguen con sus cruzadas contra la imagen y cualquier parecido que suene a medio audiovisual. Hemos leído cientos de conclusiones en muchos y muchos congresos sobre el impacto negativo de la imagen(tele, videojuegos...) en el aprendizaje y la conducta. Sin embargo, nuestra posición es otra. Proponemos un modelo de intervención, en el que imagen y texto se fundan en una comunicación única y multidireccional. La cultura impresa, claramente dominante en los marcos escolares formales y no formales, impone un estilo de comunicación que facilita muy poco la interacción entre sujetos. Con unos parámetros rígidamente lógicos, abstractos y conceptuales no es posible potenciar las capacidades comunicativas del ser humano –menos de los jóvenes -. La primera pregunta sería ¿porqué este interés en enfrentar dos culturas que se complementan y necesitan? Entendemos que los docentes se sienten más seguros con el libro y la pizarra que con cualquier otro documento que acoja la imagen y lo audiovisual. Por tanto, se mira con recelo la incorporación de lo audiovisual en el aula. Existe miedo a los medios. El concepto de autoridad y disciplina se tambalea. Los estudiantes y jóvenes están más educados visualmente que sus educadores, disponen de una cultura audiovisual analógica y digital que los sitúa en una posición privilegiada ante sus profesores. Lo que provoca en algunos caso un nuevo rechazo a esta situación. La tentación de agarrarse a los medios de representación tradicionales es muy fuerte.
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