Europa ha sufrido en las últimas décadas una serie de cambios sociales, políticos,
económicos… entre los que cabe destacar la revolución tecnológica que llevamos
experimentando desde hace unos años y que día a día sigue su evolución. Es innegable
que en la actualidad vivimos una utilización masiva de herramientas electrónicas que
han transformado y siguen transformando nuestra manera de comunicarnos, la forma
en la que nos entretenemos, nos formamos o trabajamos. Las organizaciones e
instituciones tanto públicas como privadas no han permanecido pasivos o al margen
ante esta revolución tecnológica.
La aceleración constante de los grandes cambios tecnológicos juega un papel decisivo
en las transformaciones sociales. Las tecnologías, entre ellas las nuevas tecnologías
móviles, avanza por segundos, y este hecho tiene inevitablemente repercusiones
sociales. La red se constituye como una herramienta de construcción de la realidad.
Como dice Turkle 1, Internet, por ejemplo, es un sistema de redes que se expande con
rapidez y que enlaza a millones de personas en nuevos espacios, y que está
cambiando la forma en que pensamos, la forma de nuestras comunidades, nuestras
verdaderas identidades.
Las tecnologías como Internet, la tecnología móvil, artilugios como portátiles, PDA,
GPS, GPRS… han ido convirtiéndose de artículos de lujo a prácticamente artículos de
primera necesidad para poder estar dentro del vertiginoso mundo en el que nos
ubicamos.
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