Las reformas educativas implementadas en varios países de Latinoamérica en la década de 1990 se basaron en la idea de que los sistemas educativos debían adaptarse a la ‘sociedad del conocimiento’. Se sugiere en este artículo que esta manera de pensar la relación entre educación y el cambio social es errada, ya que desconoce el carácter estratégico de la educación como factor de cambio social. Por lo tanto, una política educativa que promueve que la educación debe adaptarse al futuro confunde completamente los términos de la ecuación, ya que pasa por alto que la educación es en sí misma la actividad esencial a través de la cual los seres humanos construimos el futuro social.
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