Estimado señor Director:
El motivo de esta carta no es otro que el de expresarle mis angustias por las circunstancias que rodean mi trabajo y rogarle, si Vd. lo tiene a bien considerar, la publicación de la misma en ese maravilloso diario que Vd. tan brillantemente dirige.
Verá Vd., acabo de terminar la carrera de Magisterio hace ahora 1 año por la especialidad de Preescolar y he sido enviada a un Centro a 100 km de mi habitual lugar de residencia. El Colegio, mogollónico, de 35 unidades y 4 de Preescolar está enclavado en una zona obrera y no dispone de medios materiales didácticos adecuados al nivel que me corresponde: párvulos. El Director me ha dicho que me correspon den los de 4 años y que lloran mucho. La clase está sucia, sin luz natural apenas, pequeña, con 40 sillas y otras tantas mesas que me hacen suponer que el número de niños rondará los 30 ó 35. No tengo idea de cómo dirigirme a ellos ni cómo organizar el aula. En la carrera me hablaron de ordenamientos y agrupamientos muy bonitos, de experiencias muy interesantes y de materiales nuevos y modernos para la enseñanza del lenguaje y de las matemáticas...
|