Construir un ambiente de clase favorable a la investigación educativa, un clima propicio para la indagación, una “cultura institucional” de centro y de aula que fomente las procesos de búsqueda, interrogación y la observación de fenómenos así como la construcción de comportamientos compartidos, es una de las aspiraciones de todas aquellos que se sitúan en la perspectiva educativa denominada aprendizaje por investigación. En este artículo se presentan algunas reflexiones sobre cuáles podrían ser algunos de los descriptores básico de ese ambiente, así como pautas concretas para su formalización en la práctica cotidiana de la enseñanza.
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