En las sociedades industriales y postindustriales la población tiende a agruparse en núcleos urbanos cada vez más masificados y con menor espacio para jugar libremente. La vorágine especulativa, que no cesa de absorber aquellos terrenos públicos y privados en los que construir nuevas edificaciones, la contaminación, el tráfico... hacen que la vida en las ciudades se vuelva cada vez más inhóspita sobre todo para la infancia y la tercera edad que han visto reducida considerablemente su capacidad de maniobrar autónomamente por la ciudad debido a los continuos peligros que ésta encierra.
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