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(Buenos Aires)
El
comienzo de una partida de ajedrez es el
ábrete sésamo de esta ficción que
se desarrolla con la pereza y el suspenso de una realidad imperturbable, con
detalles tan vívidos como los que dejan los días. Juan Egan, escritor de origen
irlandés, ha desaparecido hace tiempo. Su hijo, que trabaja en la redacción de
un diario, recibe una llamada de Egan. ¿Un impostor, un fantasma? Con rigor
metódico pero misteriosa finalidad, los enigmas empiezan a multiplicarse. El
pasado adopta distintas formas, formas que se desplazan, que aparentan ser un
paisaje marino de sueño borrado, más que dibujado, por la vigilia. ¿Y el
futuro? El futuro transfigurado en presente es la trama continua de la novela.
Con personajes, situaciones y rasgos circunstanciales que dejan una huella
indeleble, Gabriel Bellomo logra en esta novela excepcional una proeza que está
reservada a muy pocos libros: suspender, como quería Coleridge, la
incredulidad, sustituir con un sueño perfecto los tiempos denigrados,
incorporar para siempre El informe de Egan a la memoria de todos los que la
lean.
Gabriel
Bellomo nació en Buenos Aires en 1956. Es autor de los siguientes libros de
relatos: Historias con nombre propio, Olvidar a Marina, Marea negra, Formas
transitorias, Premio Fondo Nacional de las Artes y de la novela El ilusionista.
Ficciones breves de su serie inédita Seres de entreguerras integran la antología
En frasco chico, mientras El médano, otra novela de su autoría, permanece inédita.
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